EL REGRESO


Buenas amig@s,
Hace poco pasé por malos momentos, y en esa época tuve el apoyo de una amiga. Me animó mucho y, además, su carácter tan alegre me reconfortaba día a día. Igual ni sabe la imagen que tengo de ella... Pero gracias a su apoyo y amistad, hoy estoy mejor. Por eso decidí dedicarle un cuento. 
Para mi amiga, Elia.


EL REGRESO

Navegó su adolescencia y juventud a bordo de una pasión llamada Elia. Amor secreto cultivado con miradas y sonrisas clandestinas. Miradas que tropezaban, y le hacían soñar en ser correspondido.

Un aciago día, el circo llegó a la ciudad. Una gran distracción para el pequeño y aislado pueblo, que atrajo gentío de los alrededores.

Con la marcha del circo, Elia desapareció. Se barajaron varias posibilidades, entre ellas que hubiese huido con un feriante. Tras una búsqueda infructuosa llegó la rendición y cesaron las pesquisas. La vida continuó su curso, excepto la de él. Como si el dedo del destino hubiese pulsado el stop, se quedó suspendido en los recuerdos del pasado.

Los años transcurrieron y sentía la presencia de Elia en cada esquina. La situación no cambió y sus sentimientos tampoco.

Un atardecer, paseando con su perro, se alejó del pueblo. Soltó la correa del animal que, al sentirse libre, salió disparado, provocando un agradable olor a heno y a hierbas silvestres a su paso.

Sin darse cuenta llegaron hasta la era. Llevaba años sin pisar aquel lugar. Le traía recuerdos. Como todos los niños del pueblo, también él solía jugar en la zona. Su mente evocó un momento en que robó una mirada de Elia. Se consideró el más afortunado del mundo. Sumergido en ese rio de pensamientos, se dejó arrastrar por la nostalgia.

Los ladridos del animal le sacaron de su ensimismamiento. Una silueta se recortaba entre la vegetación. Conforme se fue acercando a ella, su vista se iba costumbrando a las sombras.

Creyó que su imaginación le engañaba. Allí estaba ella, su amor de juventud.
Durante unos minutos se miraron en silencio. Acercándose, la abrazó y llorando, le declaró sus sentimientos. Se fundieron en un beso y las estrellas fueron testigos de su amor.

Ansiaba saber lo ocurrido, saber por qué se fue. Quería gritar al mundo que   había regresado.

Elia, con una sonrisa dulce y triste, susurró:

Llevo 20 años esperándote en este mismo lugar. Desde que ese hombre me despojó de la vida sus palabras flotaban en el silencio de la noche. Me he saltado la prohibición, pero no podía perder nuevamente al amor de mi niñez.
Él la observó con lágrimas en los ojos. Nadie podría verla, salvo él. Pero, ¿qué más le daba? Había regresado y le correspondía. Se amarían durante toda la eternidad.

Estrella Vega
02-02-2020

Comentarios

Entradas populares de este blog

PRESENTACIÓN DE LA SEMILLA DEL TEJO - 22 OCTUBRE 2021

LIBRO SOÑANDO JUNTOS

LA TORTURA