A LAS OCHO

Buenas, amig@s

Esto son unas reflexiones que salieron del tirón, a colación de la situación que estamos viviendo en el planeta. Es muy duro, pero debemos tener paciencia y confiar en que saldremos adelante entre todos. A veces me cuesta, y otras me siento más fuerte.
Supongo que todos estamos igual.
Un abrazo enorme y muchísimos ánimos.



A LAS OCHO

Ayer salí a la calle. Tenía que ir a la farmacia. Me cubrí con la mascarilla y me puse guantes. 

Intenté llevar encima lo mínimo posible. No cogí el bolso, para evitar tener que rebuscar. Solo las tarjetas de la seguridad social y de crédito. Atendieron a través de una mampara de cristal, y la silla colocada delante para evitar que se acercase la gente. Llevaban mascarillas y guantes como yo.

Cuando terminé, crucé por el parque. Al pisar la hierba, el alma se encogió. Miré a
los árboles. Me gustó sentir su presencia, el de las aves que cantaban y el viento jugando entre las ramas. Vi pequeñas protuberancias de la primavera incipiente en los troncos más cercanos. 

Nunca miré tan atentamente el parque por donde paso habitualmente. No lo pude evitar.
Los ojos se llenaron de lágrimas y agradecí la mascarilla que evitaba miradas cuando entré en casa.

Hoy estoy observando por la ventana. Las palomas picotean el suelo del parque por el que pasé ayer. Los columpios, ahora vacíos, tienen la visita de dos tórtolas que se han adueñado de él en ausencia de los escandalosos visitantes habituales. El día está gris y transmite tristeza. Pesa la nostalgia de tiempos mejores.
 
La mujer pasea al perro y me sorprende. Va tranquila y parece no tener prisa. En la acera de enfrente, el hombre con mascarilla cruza cargado con varias bolsas, que deduzco son de basura. Va deprisa y esconde el rostro bajo la mascarilla blanca.

Me vuelvo a sentar frente al ordenador, y pienso cuándo volveremos a sentir la libertad de hacer algo tan cotidiano como ir a comprar el pan, charlar con un vecino, o abrazar a nuestra madre.
 
El mundo se ha parado y nosotros con él. Tal vez nos sirva para recapacitar y valorar lo que  ahora no tenemos. Solo quiero volver a la rutina diaria y no sentir esta opresión en el pecho.

Ahora volveré a sonreír a la familia y a decirles que pronto pasará todo.

Hoy a las ocho aplaudiré con toda el alma, deseando enviar todo el apoyo y solidaridad a aquellos que están arriesgando la salud y la de las familias por nosotros. Como cada tarde, el alma se encogerá, los ojos se humedecerán y la voz no podrá brotar de la garganta para decir: gracias, gracias de corazón.

Estrella Vega
22-03-2020

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